Comer sano, pensar lúcido

La Dra Annemarie Colbin disfruta mucho de compartir sus artículos en español, tanto como de preparar los mejores platos de la cocina natural gourmet. Aquí nos da su mirada respecto de la depresión, buscando sacarla del círculo vicioso de la forma convencional de tratarla, ampliando la mirada de quienes la padecen.
Un 7 de mayo estaba escuchando las noticias por la radio mientras me preparaba para empezar el día, cuando de repente me eché a reír con todas las ganas. ¿Qué fue lo que me pareció tan gracioso? Bueno, la noticia era que las drogas antidepresivas no son mejores que un terrón de azúcar –o placebo– para vencer la depresión. ¡Vaya! Esa breve información hubiera podido ahorrarle gran cantidad de dinero a mucha gente, incluidas las compañías de prepagas. Más tarde esa noche en la televisión comentaron la misma noticia y debatían el caso de un hombre que había sufrido una seria depresión clínica, lo habían hecho participar de un ensayo clínico con una droga antidepresiva, se había mejorado por completo y posteriormente había averiguado que habían usado placebo. Por televisión dijo que estaba encantado y, aparentemente, era porque había descubierto que tenía más poder mental de lo que pensaba; al fin y al cabo se había mejorado sin el uso de medicamentos.
Hubo también otro estudio en la Revista Médica de Nueva Inglaterra de mayo de 2001, que menospreciaba el efecto placebo rotundamente. Decía que “no existe semejante cosa como el efecto placebo”. El estudio se refería a ciento catorce ensayos publicados y sostenía que no había ninguna diferencia entre los pacientes que habían recibido placebo y lo que no habían recibido ningún tratamiento. Este descubrimiento provocó gran angustia en los miles de investigadores que siguen la regla de oro de la metodología de investigación, o sea, el doble ciego, el estudio clínico controlado con placebo. En ese tipo de estudios, la píldora o cápsula se le suministra a los “casos”, y la píldora o cápsula de azúcar se le da a los “controles”, y ninguno de los participantes ni de los profesionales que se los administran saben cuál es cuál. Cuando estos últimos lo saben se denomina “simple ciego”. Entonces, lo que se estudia es la diferencia entre los casos y los controles.
Los estudios con placebo se originaron con la práctica de la homeopatía en el 1800, aunque el uso de medicamentos falsos se remonta a tiempos mucho más lejanos. Es muy fácil hacer una prueba de placebo con remedios homeopáticos, porque en realidad son píldoras de azúcar con leche (lactosa), con o sin sustancias homeopáticas. Dado que la percepción no es muy diferente, si durante un ensayo había una diferencia positiva muy notable entre la píldora activa y el placebo, se consideraba que el remedio había tenido éxito. Tardaron unos cien años antes de que la práctica de estudios controlados por placebo fuera adoptada por la medicina alopática.
El efecto placebo es poderoso, ampliamente conocido y usado con mucha frecuencia. Howard Brody, autor de The Placebo Response [La respuesta al placebo] (HarperCollins, 2000) llevó a cabo algunos experimentos en los años ochenta, que indicaron que los placebos tenían un efecto clínicamente favorable aun “cuando a las personas les habían dicho que les habían administrado píldoras de azúcar”. Hace cien años, cuando los médicos elaboraban sus propios medicamentos, con frecuencia les daban remedios inactivos a sus pacientes, pero sin decirles nada, porque no tenían otra cosa mejor que ofrecer, y luego observaban cómo algunas personas mejoraban de todos modos. Por es se llama «placebo», que significa «te complaceré»*, pues los médicos veían que cuando a sus pacientes se les suministraba algo, cualquier cosa, estaban más contentos que cuando les decían: “No se preocupe, se curará solo”. Con el aumento en la educación del consumidor, la exigencia de contar con su consentimiento escrito y los juicios que lo hacen cumplir, la práctica cayó en desuso, aunque el placebo se consolidó en el mundo de la investigación.
Sin embargo, las preguntas todavía subsisten y, de hecho, tal como lo indican los estudios recientes sobre antidepresivos y la falta de efecto, estas ocupan un lugar cada vez más preponderante.
¿Qué es lo que, en verdad, cura el cuerpo? ¿Son sus propios poderes sanadores? ¿Son los remedios? ¿Son el cuidado y la atención del profesional de la salud? ¿Es la expectativa del paciente? ¿La enfermedad solo sigue su curso natural y se recompone sola? ¿Realmente es la mente sobre la materia? Brody define la respuesta al placebo como “la reacción del cuerpo a una señal sanadora en el entorno, que actúa por medio de la mente” (p.7). Dice que la señal es simbólica, es decir, que tiene significado para el paciente y, por lo tanto, podría ser casi cualquier cosa. Entonces, lo que sana es lo que el cuerpo dice. Brody habla de una farmacia interna que sabe qué medicamentos debe suministrar cuando es inducida correctamente en casos de enfermedad. Puede ser inducida por las drogas, el placebo, historias y, por supuesto, la comida.
¿El cambio de dieta realmente sana? Creo que en verdad lo hace a menudo. Lo he comprobado demasiadas veces para pensar lo contrario. Sin embargo, ¿lo hace la comida? Desde el punto de vista de estos estudios del placebo, tendría que decir que es probable. Quizás una buena alimentación (integral, fresca, real, natural) es lo suficientemente poderosa en sí misma para inducir al cuerpo a abandonar la enfermedad. O tal vez un cambio de dieta es una señal sanadora realmente poderosa para el cuerpo/mente a fin de que se operen mejoras en su funcionamiento. Si este último fuera el caso, ¿acaso importa la dieta? Puede haber casos donde la comida “sana” (cereales integrales, verduras, vegetales marinos) no logran brindar la señal sanadora. Hace unos veinte años me vino a consultar una mujer joven porque se sentía muy débil y desanimada. Estaba tan mal que fui yo a verla a su casa. La encontré delgada, pálida y desganada. Por otra parte, su vientre estaba un poco hinchado y eso la preocupaba. Había estado comiendo alimentos «sanos» durante un par de años. No estoy segura si mis recomendaciones iniciales fueron de gran ayuda. Posteriormente yo hubiera podido reconocer que el vientre hinchado era un signo de mala alimentación. Al cabo de un tiempo me contó que había viajado a Italia, a su hogar, y que había comido con su familia lo que normalmente ingieren allí: pasta, sopa, pollo, verdura, postres; gran cantidad de alimentos «malos para la salud». Sin embargo, ella se sentía mucho mejor. Entonces, le sugerí que siguiera comiendo de esa manera, con más amplitud y alegría, y que se olvidara de los alimentos. Para ella, la señal de sanación había sido la comida de su familia, para mí y otros, la señal sanadora había sido el cambio de un régimen completo de comidas.
He llegado a creer que el cambio en sí mismo es una poderosa señal sanadora. Eso significa que si nos sentimos mal, un cambio radical en lo que estamos comiendo (no importa lo que sea) podría ser el modo de lograrlo. Si alguien come carne, puede intentar hacerse vegetariano, o viceversa. Averiguar qué podemos cambiar, qué podemos dejar de comer, qué incorporar o a qué volver, ese es el verdadero desafío.
Presento aquí una receta para los días que tenemos por delante.

Ensalada balanceada de cereales
2 tazas de arroz integral cocido o de cebada cocida
¼ taza de apio en dados
¼ taza de zanahorias en dados
1 endibia belga (o escarola), cortada en diagonal en lonjas de ½»
2 cucharadas de perejil picado
½ taza de pescado cocido desmenuzado o 1 lata chica de salmón o sardinas
3 cucharadas de jugo de limón
5 cucharadas de aceite de oliva extra virgen
¼ cucharadita de sal (opcional)

1. Colocar el cereal, apio, zanahorias y perejil en un tazón grande. Separar los trozos de endibia y espolvorear por encima. Colocar el pescado arriba de todo.

2. En una jarra pequeña mezclar el jugo de limón, aceite de oliva y sal. Agitar bien y echar sobre los ingredientes en el tazón; mezclar con suavidad. Servir encima de hojas de lechuga romana. Rinde 2 porciones. Es ideal como almuerzo

6 comentarios en “Comer sano, pensar lúcido

  1. en cada estación trato de modificar la dieta, haciéndola adecuada a c/u. Realmente es muy saludable y ofrece tantas variantes que siempre es una fiesta. Utilizo el mét. «AYURVEDA» (personalizado). Se come de todo y si tienenmiedo NO SE ENGORDA!!!!!!!!!!! Cariños para el Profe y los compa, sil.

    • Claro que no se engorda, no comiendo garbanzos se engorda, el tema son las cantidades. Gracias por compartir tu sabiduría!

  2. Hola Claudio! Muy buena la nota! Me parece genial esto de hacer hincapie en la alimentación, ya que es un pilar fundamental para nuestra salud fisica, mental y emocional. Mira ,luego de haber tomado la Última sintonización, se despertó en mi un cambio justamente en ese sentido. Entonces me puse en contacto con una persona que, aunque no fue ella la que me iba a guiar-ya que resultó bastante rigida en su forma-me llevó hacia otra, y aquí estamos intentando reeducar el paladar.
    Es hermoso hacer germinados en casa, ver el proceso de crecimiento y el tiempo de maduraciÓn de cada planta, es amar a la naturaleza en su forma más genuina y amarse uno en conocimiento con la causa, saber que estamos de a poco incorporando vida en nuestro cuerpo…energía pura, suprema, elevada, me parece genial!
    Te cuento, separándome un poco del tema, que esta primer persona me recomendó no hacer mas reiki o sintonizaciones porque, segun ella, en «esos lugares» hay muchas y diversas energías y que por ejemplo para una persona como yo que absorbe toda energia negativa que anda alrededor, podria ser perjudicial. Esta persona tenÍa mucha videncia-x cosas que me dijo-lo cual hacia mas convincente su comentario.
    Te lo comento porque esta bueno que (me) lo puedas aclarar ya que me sugestiono bastante y supongo que como yo debe de haber muchas personas mas o menos o igual de influenciables.
    Gracias por tanto AMOR!
    Te quiero mucho!
    cynthia!

    • Hola Cynthia! Comenzamos por la energía y, al armonizarnos, nos cambia la alimentación. También al revés se logra el mismo efecto. Una tiene que ver con la otra. A menos energía, más necesidad de estimulantes. Sin dudas elegiste bien: lo rígido no tiene nada que ver con el Universo, que se acomoda a cada momento a una realidad distinta. Sobre todo, no hay que permitir que nos den miedo con los comentarios. Que uno sepa, sea vidente, genio o gitano, no quiere decir que en sus opiniones no pueda equivocarse. Tanto lo negativo como lo positivo, forman parte de la misma energía, siendo imposible su separación. Lo bueno y lo malo vive dentro de uno. Es uno el que pone el foco, con libertad, en aquello que le resulta más saludable y acorde con su vibración personal, sus metas, sus tiempos, siempre bajo la luz de la infinita sabiduría que nos guía. Con todos esos elementos, no hay de qué preocuparse. Un abrazo genia!

  3. gracias claudio !excelente como siempre tu comentario!
    y gracias a dios que todo se va acomodando…
    besos y abrazos!
    y quizas nos veamos el lunes…
    veni mas seguido para mardel y avisa!

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