Dentro de ti hay un Maestro que espera

En los últimos años se han desarrollado sistemas integrales de reiki, donde quien enseña no se ubica ya más en un linaje particular, ni en un sitial de «gran Maestro», sino que actúa para transformar el paradigma antiguo, patriarcal, verticalista y autoritario, en una búsqueda de nuevos valores, donde la apertura, la autonomía y la tolerancia son sus pilares. Sigue leyendo

Por un lado la clase, por otro la armonía

Alentar el uso de diferentes formas de abordar reiki es el objetivo de las clases. Hay diferentes caminos de búsqueda en las personas o alumnos potenciales que se acercan al sistema Usui, e incluso en nosotros mismos si usamos el método para uso personal, por diferentes motivos: son más conocidos algunos y por lo tanto más cercanos a nuestro comprender, otros te dan más confianza, temas que se piensan como más fáciles. Para todos es un comienzo, una manera de poner en marcha la propia vida, acercarse a un auténtico «darse cuenta», que no es patrimonio de ninguna disciplina oriental. Es tan nuestro como el cacao, el tabaco, el maíz y tantos productos que compartimos con el mundo.

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Pedimos limosnas al este, sin saber lo que somos

«Los mendigos espirituales de nuestros días están, por desgracia, en exceso inclinados a aceptar una especie de limosna del Este, es decir, a apropiarse sin reflexionar de las posesiones espirituales del Este e imitar ciegamente su manera y modo. Ese es el peligro, sobre el cual no puede prevenirse lo bastante. Sigue leyendo

Las 7 respiraciones purificadoras y fortalecedoras

Empecemos por depurar emociones. Para practicar reiki, es necesario antes irse preparando. Ejercicios simples de respiración para desarrollar la conciencia de la energía y para la autosanación. La atención plena o mindfulness en el estilo de Reiki meditativo llamado Reiki Jin Kei Do

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Pasos para obtener paz dentro de uno.

La violencia es una forma de energía, es energía utilizada de tal manera que se convierte en agresión.  ¿Podemos transformar esa energía, moverla en otra dirección? Estar libre de la violencia implica estar libre de todo lo que el hombre ha impuesto a otro hombre: la creencia, el dogma, los rituales, mi país y su país, su dios y mi dios, mi opinión, su opinión, mi ideal. Todo eso ayuda a dividir a los seres humanos y genera violencia. Krishnamurti. Sigue leyendo

Atención Plena, ansiedad, estar atentos

El Reiki nos ayuda a despertar la atención en nosotros mismos, en nuestras sensaciones, emociones, pensamientos, sentimientos. Esa observación y atención profunda de nuestra condición física, mental, emocional y espiritual, nos conduce a un autodescubrimiento, un autoconocimiento y un autorreconocimiento, a partir de los cuales podemos realizar una verdadera transformación interna.

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Reiki, hacia la simplicidad

Gracias Eduardo Douffourc por compartir la desgrabacion de esta clase de Claudio en las Jornadas para Maestros.

Reiki es un camino hacia el desapego y eso se manifiesta primero en el desapego de las técnicas aprendidas; y en el paso desde estas hacia el sentir. Puede ser que tardes mucho o poco, pero cuando ya estés preparada/o, dejarás de preocuparte por las técnicas y te concentrarás en lo esencial de reiki que es el sentir. En esta etapa, cuando ya estás avanzando, empezamos a utilizar herramientas más simples en apariencia, como ser: el cantar determinadas frases o determinadas silabas. Por otro lado empezamos a usar ciertos gestos con las manos llamados mudras. Vamos teniendo herramientas que refinan un poco más la energía y refinan también nuestra propia energía personal.

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Sobrevivimos a una gran velocidad

Padecer de jet lag mental no es una opción. Para quienes emprendan o retomen una actividad deliberadamente lenta como Reiki, yoga o meditación, notaran de inmediato una mejora significativa en su energía, dado que la velocidad implícita en las redes, relaciones, actividades, destruye la energía y negativiza a las personas

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Mindfulness y Reiki: El cuerpo va donde va tu atención

Imaginemos durante unos segundos que tenemos una barrita sostenida por el dedo índice de cada mano. Saquemos mentalmente la barrita. ¿Qué ocurre ahora? Efectivamente, los dedos tienden a juntarse. Esto muestra que allí donde va nuestro pensamiento y nuestra atención, allí va también nuestra energía. Como en el ejercicio inicial de reiki, cuando enviamos nuestra atención al hara logrando de este modo que toda la fuerza se focalice allí.

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Obtener flexibilidad mental y física al mismo tiempo

Práctica guiada para obtener la flexibilidad buscada tanto en la parte mental como en la parte física y ayudar a mejorar la flexibilidad, propicia para la buena circulación de la sangre y del Ki.

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Beneficios de la práctica Reiki en el estado de ánimo

Vivir con buen humor nos hace más saludables y felices. Si sabemos aprovechar cada oportunidad que se nos presenta para reír, para divertirnos, estaremos incrementando considerablemente nuestras posibilidades de acceder a una vida plena, sana y rebosante de gozo. ¡Y disfrutar de ello, por supuesto!

Vivir con buen humor y emociones positivas, nos hace más saludables y felices. Si sabemos aprovechar cada oportunidad que se nos presenta para reír, para divertirnos, estaremos incrementando considerablemente nuestras posibilidades de acceder a una vida plena, sana y rebosante de gozo. ¡Y disfrutar de ello, por supuesto!

El buen humor es la actitud que nos permite ajustar nuestra manera de comportarnos en el entorno en que vivimos:

  • Achica las diferencias culturales y socioeconómicas entre las personas.
  • Alivia la ansiedad.
  • Facilita la comunicación.
  • Permite transmitir aprecio y aceptación.
  • Ayuda a superar el estrés y el miedo.

La risa provoca una tremenda liberación de hormonas, las endorfinas, conocidas merecidamente como las hormonas de la felicidad. También, se libera serotonina, dopamina y adrenalina. La explosión de carcajadas provoca algo muy parecido al éxtasis: aporta vitalidad, energía e incrementa la actividad cerebral. Así es que ahuyenta las enfermedades y prolonga la vida. Es un gran ejercicio, ya que muchos músculos, que estaban inactivos, se ponen en funcionamiento cuando reímos, además de expandirse los pulmones y oxigenarse los tejidos.  Nos hace sentir más jóvenes y vitales debido a que la liberación de endorfinas produce en nosotros una sensación de bienestar y alivio de los dolores. Reír con frecuencia favorece también el fortalecimiento de nuestro sistema inmunológico.

Está comprobado que  la risa  y el buen humor mejoran nuestra relación con nosotros mismos, nuestra autoestima y, por consiguiente, también nuestras relaciones con los demás. Se necesita un mínimo de sentido del humor para llevarse bien con todas las personas.

El toque humano y divertido alivia el cansancio y la tensión en las relaciones familiares. No es necesario que todo nos salga bien para tener buen humor: el simple deseo de hacer felices a los otros nos lleva, de por sí, a ser más simpáticos.

La flexibilidad que caracteriza el buen humor suaviza nuestra vida y le pone una nota amable. Tomarse demasiado en serio nuestros asuntos puede acabar con nosotros: en una sociedad en la cual todo parece tan importante, algunas situaciones solo se pueden superar desdramatizándolas.  En definitiva, cuando reducimos los problemas al absurdo, nos damos cuenta de que no hay tantas cosas por las que sufrir. Hay pocas cosas importantes.

Una buena disposición interior nos hace ver el lado bueno de las cosas. Con humor las penas y tristezas que nos acompañan se vuelven más ligeras, más llevaderas.

Los chistes, y el humor en general, a través de la exageración, la inversión del punto de vista o  la combinación de lógicas incompatibles, nos dan una perspectiva diferente de la realidad y nos ayudan a conectarnos con ella desde otro ángulo. Sentido del humor no es reírse de todo  sino aprender a mirar las cosas a través del cristal de la alegría. Si podemos reírnos de los obstáculos que nos impiden ser felices, eso quiere decir que tenemos capacidad para superarlos.

¿Pensamos alguna vez que cuando nos ponemos excesivamente serios ofrecemos una imagen ridícula?

Cuando podemos conectarnos con nuestras emociones positivas, nuestra energía aumenta y estamos en mejores condiciones para enfrentar lo que

se presente, por más difícil o doloroso que sea, encontraremos el modo de superarlo y recuperarnos más fácilmente.

Mirar comedias o películas cómicas estimula nuestra creatividad e iniciativa en el trabajo. Lo que nos provoca risa nos ayuda a relajar las tensiones y rigideces que nos suelen acompañar: las contracturas del cuello, los hombros, la espalda se aflojan con una buena carcajada.

Sólo basta con ser felices tal como somos, con nuestras debilidades y fortalezas y si en el camino se nos presentan circunstancias embarazosas, aprovechémoslas para reír y disfrutar de nuestras propias experiencias.

Hoy en día muchos profesionales de la salud consideran el poder curativo del humor y no dudan en incluirlo como complemento de diferentes tipos de terapia en sus consultorios, clínicas y sanatorios. Lo recomiendan a quienes acuden a la consulta con la certeza de que un buen estado de ánimo contribuye en un interesante porcentaje a una recuperación más pronta de la dolencia que los aqueja y a una mejora en la calidad de vida de la persona.

Se comprobó que diez minutos de risa visceral y franca representan, para personas que se encuentran en un estado delicado de salud, dos horas de sueño libre de dolores.

Los mensajes que están construidos con humor generalmente son recordados porque sorprenden a quienes los reciben y los motivan a comunicarse más y mejor.

Algunos investigadores recomiendan reírse, como mínimo, durante 15 minutos por día ya que han comprobado que, las personas que realizan esta simple y sana práctica:  

  • Mejoran su respiración y circulación.
    • Contrarrestan más exitosamente el estrés y fortalecen su sistema inmunitario.
    • Padecen un 40% menos de infartos de miocardio.
    • Sufren menos dolor en los tratamientos dentales.
    • Aumentan su longevidad. Viven cuatro años y medio más que quienes no ríen nunca.
    • Desarrollan relaciones sociales satisfactorias.
    • Son capaces de enfrentar con cariño la realidad.

Para ir entrenando nuestro sentido del humor:

  • Hacer muecas, payasadas y gestos ridículos frente al espejo.
  • Comentar a quienes consideremos más íntimos sobre situaciones absurdas en las que nos vimos involucrados
  • Animarnos a revisar el pasado y reírnos de las equivocaciones aunque tengamos que teatralizar un poco.

El buen humor es la actitud que nos permite ajustar nuestra manera de comportarnos en el entorno en que vivimos:

  • Achica las diferencias culturales y socioeconómicas entre las personas.
  • Alivia la ansiedad.
  • Facilita la comunicación.
  • Permite transmitir aprecio y aceptación.
  • Ayuda a superar el estrés y el miedo.

La risa provoca una tremenda liberación de hormonas, las endorfinas, conocidas merecidamente como las hormonas de la felicidad. También, se libera serotonina, dopamina y adrenalina. La explosión de carcajadas provoca algo muy parecido al éxtasis: aporta vitalidad, energía e incrementa la actividad cerebral. Así es que ahuyenta las enfermedades y prolonga la vida. Es un gran ejercicio, ya que muchos músculos, que estaban inactivos, se ponen en funcionamiento cuando reímos, además de expandirse los pulmones y oxigenarse los tejidos.  Nos hace sentir más jóvenes y vitales debido a que la liberación de endorfinas produce en nosotros una sensación de bienestar y alivio de los dolores. Reír con frecuencia favorece también el fortalecimiento de nuestro sistema inmunológico.

Está comprobado que  la risa  y el buen humor mejoran nuestra relación con nosotros mismos, nuestra autoestima y, por consiguiente, también nuestras relaciones con los demás. Se necesita un mínimo de sentido del humor para llevarse bien con todas las personas.

El toque humano y divertido alivia el cansancio y la tensión en las relaciones familiares. No es necesario que todo nos salga bien para tener buen humor: el simple deseo de hacer felices a los otros nos lleva, de por sí, a ser más simpáticos.

La flexibilidad que caracteriza el buen humor suaviza nuestra vida y le pone una nota amable. Tomarse demasiado en serio nuestros asuntos puede acabar con nosotros: en una sociedad en la cual todo parece tan importante, algunas situaciones solo se pueden superar desdramatizándolas.  En definitiva, cuando reducimos los problemas al absurdo, nos damos cuenta de que no hay tantas cosas por las que sufrir. Hay pocas cosas importantes.

Una buena disposición interior nos hace ver el lado bueno de las cosas. Con humor las penas y tristezas que nos acompañan se vuelven más ligeras, más llevaderas.

Los chistes, y el humor en general, a través de la exageración, la inversión del punto de vista o  la combinación de lógicas incompatibles, nos dan una perspectiva diferente de la realidad y nos ayudan a conectarnos con ella desde otro ángulo. Sentido del humor no es reírse de todo  sino aprender a mirar las cosas a través del cristal de la alegría. Si podemos reírnos de los obstáculos que nos impiden ser felices, eso quiere decir que tenemos capacidad para superarlos.

¿Pensamos alguna vez que cuando nos ponemos excesivamente serios ofrecemos una imagen ridícula?

Cuando podemos conectarnos con nuestras emociones positivas, nuestra energía aumenta y estamos en mejores condiciones para enfrentar lo que

se presente, por más difícil o doloroso que sea, encontraremos el modo de superarlo y recuperarnos más fácilmente.

Mirar comedias o películas cómicas estimula nuestra creatividad e iniciativa en el trabajo. Lo que nos provoca risa nos ayuda a relajar las tensiones y rigideces que nos suelen acompañar: las contracturas del cuello, los hombros, la espalda se aflojan con una buena carcajada.

Sólo basta con ser felices tal como somos, con nuestras debilidades y fortalezas y si en el camino se nos presentan circunstancias embarazosas, aprovechémoslas para reír y disfrutar de nuestras propias experiencias.

Hoy en día muchos profesionales de la salud consideran el poder curativo del humor y no dudan en incluirlo como complemento de diferentes tipos de terapia en sus consultorios, clínicas y sanatorios. Lo recomiendan a quienes acuden a la consulta con la certeza de que un buen estado de ánimo contribuye en un interesante porcentaje a una recuperación más pronta de la dolencia que los aqueja y a una mejora en la calidad de vida de la persona.

Se comprobó que diez minutos de risa visceral y franca representan, para personas que se encuentran en un estado delicado de salud, dos horas de sueño libre de dolores.

Los mensajes que están construidos con humor generalmente son recordados porque sorprenden a quienes los reciben y los motivan a comunicarse más y mejor.

Algunos investigadores recomiendan reírse, como mínimo, durante 15 minutos por día ya que han comprobado que, las personas que realizan esta simple y sana práctica:  

  • Mejoran su respiración y circulación.
    • Contrarrestan más exitosamente el estrés y fortalecen su sistema inmunitario.
    • Padecen un 40% menos de infartos de miocardio.
    • Sufren menos dolor en los tratamientos dentales.
    • Aumentan su longevidad. Viven cuatro años y medio más que quienes no ríen nunca.
    • Desarrollan relaciones sociales satisfactorias.
    • Son capaces de enfrentar con cariño la realidad.

Para ir entrenando nuestro sentido del humor:

  • Hacer muecas, payasadas y gestos ridículos frente al espejo.
  • Comentar a quienes consideremos más íntimos sobre situaciones absurdas en las que nos vimos involucrados
  • Animarnos a revisar el pasado y reírnos de las equivocaciones aunque tengamos que teatralizar un poco.

El buen humor es la actitud que nos permite ajustar nuestra manera de comportarnos en el entorno en que vivimos:

  • Achica las diferencias culturales y socioeconómicas entre las personas.
  • Alivia la ansiedad.
  • Facilita la comunicación.
  • Permite transmitir aprecio y aceptación.
  • Ayuda a superar el estrés y el miedo.

La risa provoca una tremenda liberación de hormonas, las endorfinas, conocidas merecidamente como las hormonas de la felicidad. También, se libera serotonina, dopamina y adrenalina. La explosión de carcajadas provoca algo muy parecido al éxtasis: aporta vitalidad, energía e incrementa la actividad cerebral. Así es que ahuyenta las enfermedades y prolonga la vida. Es un gran ejercicio, ya que muchos músculos, que estaban inactivos, se ponen en funcionamiento cuando reímos, además de expandirse los pulmones y oxigenarse los tejidos.  Nos hace sentir más jóvenes y vitales debido a que la liberación de endorfinas produce en nosotros una sensación de bienestar y alivio de los dolores. Reír con frecuencia favorece también el fortalecimiento de nuestro sistema inmunológico.

Está comprobado que  la risa  y el buen humor mejoran nuestra relación con nosotros mismos, nuestra autoestima y, por consiguiente, también nuestras relaciones con los demás. Se necesita un mínimo de sentido del humor para llevarse bien con todas las personas.

El toque humano y divertido alivia el cansancio y la tensión en las relaciones familiares. No es necesario que todo nos salga bien para tener buen humor: el simple deseo de hacer felices a los otros nos lleva, de por sí, a ser más simpáticos.

La flexibilidad que caracteriza el buen humor suaviza nuestra vida y le pone una nota amable. Tomarse demasiado en serio nuestros asuntos puede acabar con nosotros: en una sociedad en la cual todo parece tan importante, algunas situaciones solo se pueden superar desdramatizándolas.  En definitiva, cuando reducimos los problemas al absurdo, nos damos cuenta de que no hay tantas cosas por las que sufrir. Hay pocas cosas importantes.

Una buena disposición interior nos hace ver el lado bueno de las cosas. Con humor las penas y tristezas que nos acompañan se vuelven más ligeras, más llevaderas.

Los chistes, y el humor en general, a través de la exageración, la inversión del punto de vista o  la combinación de lógicas incompatibles, nos dan una perspectiva diferente de la realidad y nos ayudan a conectarnos con ella desde otro ángulo. Sentido del humor no es reírse de todo  sino aprender a mirar las cosas a través del cristal de la alegría. Si podemos reírnos de los obstáculos que nos impiden ser felices, eso quiere decir que tenemos capacidad para superarlos.

¿Pensamos alguna vez que cuando nos ponemos excesivamente serios ofrecemos una imagen ridícula?

Cuando podemos conectarnos con nuestras emociones positivas, nuestra energía aumenta y estamos en mejores condiciones para enfrentar lo que

se presente, por más difícil o doloroso que sea, encontraremos el modo de superarlo y recuperarnos más fácilmente.

Mirar comedias o películas cómicas estimula nuestra creatividad e iniciativa en el trabajo. Lo que nos provoca risa nos ayuda a relajar las tensiones y rigideces que nos suelen acompañar: las contracturas del cuello, los hombros, la espalda se aflojan con una buena carcajada.

Sólo basta con ser felices tal como somos, con nuestras debilidades y fortalezas y si en el camino se nos presentan circunstancias embarazosas, aprovechémoslas para reír y disfrutar de nuestras propias experiencias.

Hoy en día muchos profesionales de la salud consideran el poder curativo del humor y no dudan en incluirlo como complemento de diferentes tipos de terapia en sus consultorios, clínicas y sanatorios. Lo recomiendan a quienes acuden a la consulta con la certeza de que un buen estado de ánimo contribuye en un interesante porcentaje a una recuperación más pronta de la dolencia que los aqueja y a una mejora en la calidad de vida de la persona.

Se comprobó que diez minutos de risa visceral y franca representan, para personas que se encuentran en un estado delicado de salud, dos horas de sueño libre de dolores.

Los mensajes que están construidos con humor generalmente son recordados porque sorprenden a quienes los reciben y los motivan a comunicarse más y mejor.

Algunos investigadores recomiendan reírse, como mínimo, durante 15 minutos por día ya que han comprobado que, las personas que realizan esta simple y sana práctica:  

  • Mejoran su respiración y circulación.
    • Contrarrestan más exitosamente el estrés y fortalecen su sistema inmunitario.
    • Padecen un 40% menos de infartos de miocardio.
    • Sufren menos dolor en los tratamientos dentales.
    • Aumentan su longevidad. Viven cuatro años y medio más que quienes no ríen nunca.
    • Desarrollan relaciones sociales satisfactorias.
    • Son capaces de enfrentar con cariño la realidad.

Para ir entrenando nuestro sentido del humor:

  • Hacer muecas, payasadas y gestos ridículos frente al espejo.
  • Comentar a quienes consideremos más íntimos sobre situaciones absurdas en las que nos vimos involucrados
  • Animarnos a revisar el pasado y reírnos de las equivocaciones aunque tengamos que teatralizar un poco.
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Somos seres espirituales

¿Quién puede contar bien su historia espiritual? Aquella que casi nunca contamos, porque la reemplazamos por nuestra historia lineal, la de nuestra familia, nuestros estudios, nuestros trabajos hechos por una paga. En paralelo a nuestra vida de sobrevivencia, que nos ocupa gran parte de nuestra atención, tenemos un  maravilloso relato, aun pendiente de ser contado. Sigue leyendo