La Tierra vive. Cómo una bestia gigantesca se agita en su sueño, rugiendo con gases internos, soñando y sintiendo un poco de comezón. Espira y crece, sus jugos vitales circulan. Los nervios del mundo crepitan sin cesar con mensajes de vida. Y ahora, por intermedio de colonias sensibles de células situadas en su epidermis, está empezando a sentirse cohibida.
Nosotros y nuestro planeta estamos avanzando juntos hacia la madurez. Abrimos nuestros sentidos colectivos al universo entero, observando y esperando el acorde que marque el principio de una danza nueva y mucho más satisfactoria.
Estamos listos para responder a la música de las esferas. Lyall Watson
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