Cuando en reiki hablamos de relajación no nos referimos a la laxitud convencional que genera un estado no activo. Por el contrario, en reiki hablamos de la relajación activa con una plena atención.

La siguiente práctica ayuda a enfocarse y se puede repetir cada vez que sea necesario volver al centro del hara.

1)      Sentado en una silla, llevar las piernas debajo del asiento con los pies hacia atrás, como la posición de arrodillado.

2)      Buscar que el centro del cuerpo esté en el ombligo. Tener en cuenta que para mantener este estado hay que contraer un poco el ano.

3)      Mientras se mantiene la conciencia de todo el cuerpo, llevar las manos a la posición de gassho y mantenerse de esa manera unos segundos.

4)      Inspirar y exhalar, prestando atención a la respiración, con los ojos bien abiertos.

5)      Focalizar la vista en un punto que se encuentre a un metro de distancia frente a nosotros.

6)      Mantener los hombros relajados, pero sin que el cuerpo caiga.

7)      Concentrar la atención a la zona del ombligo y dejar ir la mente, mientras observamos aquellos pensamientos que puedan surgir. Observamos cómo nos sentimos con esos pensamientos. Los dejamos ir.

8)      Separar un poco las manos y detenerse en las sensaciones que se perciben entre ambas palmas. Continuar así, hasta que se desee volver.

Recuerda: La energía reiki fluye plenamente cuando logras estar un 100% conectado y atento en el aquí y ahora. Cuando damos reiki es necesario estar totalmente en el momento presente. No hay que olvidar que estamos al servicio de la persona que estamos atendiendo, por lo tanto debemos ser el mejor canal de energía posible y para ello es importante mantenerse en su centro.