La palabra compasión evoca generalmente sentimientos positivos. Nos gusta pensar que somos personas compasivas, buenas, amables y comprensivas. Y damos por supuesto, que la compasión es una respuesta natural al sufrimiento humano….
Pero, entonces, ¿por qué tantos conflictos, enfrentamientos, guerras, injusticias y muertes impuestas? ¿Por qué hay tantas personas, incluso niños y niñas entre nosotros que sufren hambre, frío, abandono, explotación, soledad? ¿Por qué nos herimos, nos torturamos y matamos unos a otros? ¿Por qué se encuentra nuestro mundo en un estado tan desgarrador?
La palabra COMPASIÓN tiene sus raíces en las palabras latinas pati y cum, que, juntas significan “padecer con”. La COMPASIÓN nos llama a:
– Salir de nuestros cómodos lugares donde estamos instalados y ver donde está el sufrimiento, entrar en los lugares de dolor, en los “agujeros negros de inhumanidad”, participar del quebranto, del miedo, de la confusión, y de la angustia.
– Gritar con los que se encuentran en la miseria, a afligirnos con los que se encuentran solos, a llorar con los que se deshacen en lágrimas.
– Ser débiles con el débil, vulnerables con el vulnerable e impotentes con el impotente.
– Sumergirnos totalmente en lo que supone el hecho de ser humano, junto a cualquier ser humano.
La práctica frecuente de la compasión trae felicidad a nuestra vida.
Meditación, reflexión y rituales
Cada mañana al despertarnos
Hacer una pequeña plegaria de agradecimiento por estar vivos y ofrecernos a tomar parte en la sanación de la Tierra comenzando por nosotros mismos.
Tomar el compromiso de que todo lo que vamos a hacer en este día estará orientado a nuestro crecimiento personal y al bien de los demás.
Visualizar día a día cómo nuestro corazón se va expandiendo para brindar amor primero a nosotros mismos, luego a nuestros familiares y amigos más cercanos y después a otras personas desconocidas para llegar finalmente a incluir en él a todos los seres vivientes. Poco a poco nos iremos haciendo más conscientes y solidarios con el sufrimiento de todas las criaturas sensibles incluidas las personas que nos molestan o desagradan.
Ejercitarnos en tratar de comprender cuáles son las necesidades[1] de cada una de las personas con las que entramos en contacto sin emitir juicio alguno. Recordar que nosotros también somos seres necesitados… Nadie es tan rico que no necesite nada ni tan pobre que no pueda dar algo.
Así como nosotros brindamos amor para que otros estén bien, percibamos en nuestro corazón cómo el amor que otras personas están entregando llega a nosotros como un bálsamo que alivia y sana. Podemos sentirlo como luz o calor.
Reflexionamos acerca de las oportunidades que tendremos hoy de ser amables, regalar una sonrisa, escuchar a alguien, ofrecer concretamente nuestro tiempo y habilidades para aliviar el sufrimiento de alguien.
Ponerse en marcha
Llevamos a la práctica entonces, en nuestra vida de ese día, a través de gestos, palabras y actitudes aquello que meditamos en la mañana.
Buscar los puntos que tenemos en común con los demás en vez de marcar las diferencias.
Practicar la empatía. Intentar sentir el sufrimiento de otras personas, hacerlo propio para poder comprenderlo.
No ser causa de sufrimiento para otros. Poner en todas nuestras acciones la intención de ayudar a liberar a todos del sufrimiento.
Practicar la comprensión y la compasión aún con quienes nos maltratan.
Antes de dormirnos
Por la noche antes de dormir haremos un pequeño balance del día, echando un vistazo a todo lo que nos fue ocurriendo: si pudimos llevar a la práctica lo que nos propusimos, cómo tratamos a las personas con las que nos encontramos, qué aprendimos de estas experiencias, qué nos costó más, cómo podríamos hacerlo mejor…
Hacemos una pequeña plegaria de agradecimiento por el día que nos tocó vivir y pedimos perdón por aquellos de nuestros gestos, palabras y actitudes que entristecieron a otras personas.
Sabiduría/Discernimiento
Algunas recomendaciones
Desarrollar el conocimiento correcto
Identificar las ilusiones, falsedades, supersticiones y malas interpretaciones que rigen nuestra vida para comenzar a deshacernos de ellas.
Tener fe para aceptar los misterios.
Al principio de nuestro desarrollo necesitamos fe hasta que, por experiencia, hayamos confirmado nuestras creencias.
Poner en práctica nuestras creencias, llevarlas a nuestra vida cotidiana en vez de ser tan sólo filósofos de sillón.
La teoría es algo barato. Una verdadera vida espiritual es algo real que tiene su costo.
Saber que el egoísmo será siempre la peor piedra de tropiezo al querer deshacernos de la ignorancia.
La ilusión de la permanencia del yo y de las cosas nos lleva a obsesionarnos con la glorificación enfermiza de nuestro ego que nos esclaviza llevándonos a la hiperactividad y al estrés.
Reconocer que somos un todo cuerpo/mente/espíritu.
Tomar conciencia que es nuestra mente la que genera la dualidad entre lo racional/material y lo espiritual. Racionalizar lo espiritual sólo nos produce confusión y sufrimiento.
Expandir el conocimiento en cuestiones relacionadas con el espíritu.
Lecturas adecuadas y conversaciones con personas sabias y compasivas favorecerán nuestro aprendizaje.
Reducir el ego y ser compasivo
La reducción del ego es parte de un proceso integral de crecimiento espiritual que abarca todos los aspectos de la vida de la persona.
Las acciones compasivas reducen el ego e incrementan la sabiduría.
Ser persistente. No abandonar.
El camino puede ser largo y sinuoso. Hará falta tener paciencia consigo mismo, disciplina y mucha fe.
Ser humilde y moderado. Hablar poco y quedarse callados cuando no tenemos nada que decir.
Rodearse de buenas compañías.
Meditar
Realizar con regularidad prácticas de meditación dedicando tiempo a ello cada día (comenzar con 10 minutos y luego ir aumentando hasta 20 ó 30). Una forma correcta de meditación nos prepara para la vida y revitaliza nuestro espíritu.
Práctica de atención alerta
Nos sentamos en una silla o en el piso con las piernas cruzadas y la columna bien erguida; tomamos conciencia de nuestra postura.
Apoyamos las manos en los muslos o rodillas y cerramos los ojos.
Llevamos la atención a nuestra respiración.
Tomamos una inspiración profunda y exhalamos con un suspiro.
Relajamos hombros, mandíbulas y vientre.
Nos damos permiso para dejar todo de lado y tomar estos pocos minutos para nosotros mismos.
Permanecemos alerta pero relajados, con la atención puesta en la respiración. Observamos nuestras inhalaciones y exhalaciones y cómo respiramos naturalmente. Somos testigos de cada respiración: cómo entra el aire en nuestro cuerpo y cómo se llena de energía; cuando deja nuestro cuerpo y se disipa en el espacio.
Luego, empezamos de nuevo, manteniendo toda nuestra atención en cada respiración.
En menos de un minuto pueden llegar pensamientos a nuestra mente. Esto es normal, solo regresamos la atención a la respiración.
Quizás podamos llegar a ser conscientes del dolor en nuestro cuerpo.
Tal vez nos sentimos inquietos, ansiosos o aburridos. Pero si permanecemos atentos a nuestra respiración y nos mantenemos como observador de nuestros pensamientos, sentimientos y sensaciones comenzaremos a darnos cuenta de los condicionamientos que tiene nuestra mente.
El propósito de la meditación es estar consciente de nuestros pensamientos, sin juzgar o luchar contra ellos. El objetivo no consiste en deshacerse de nuestros pensamientos, sino más bien, atestiguar cada pensamiento que viene y va, como cuando miramos las nubes que pasan en el cielo. De esta manera, empezamos a identificarnos cada vez menos con nuestros pensamientos y estaremos más en control y viviendo el presente.
Preparándonos para los tiempos que vienen
La información universal transita por distintos caminos. La cuestión esencial es ver cómo sentimos la energía. Para los practicantes y Maestros de diferentes técnicas en las que se usa dicha fuerza vital, es más sencillo sentirla.
La intuición es parte integrante de la inteligencia humana. A través de ella incrementamos las capacidades humanas y nos protegemos espontáneamente en situaciones de peligros y estrés.
Esta voz interior proviene de la zona superior del plexo solar donde se encuentra asentada esta energía poderosa. A partir de su activación podemos encontrar un vínculo directo con nuestra fuerza sanadora innata y manifestar plenamente el lenguaje de la energía.
Si bien hay personas con la intuición más desarrollada que otras, ésta puede incrementarse con prácticas directamente relacionadas con la vida cotidiana. La conexión más fuerte entre los hemisferios cerebrales a través de dichas prácticas, hace que se manifieste plenamente.
De no desarrollarse estos aspectos, nuestra vida se vive a la mitad, ya que no nos permitimos entonces vivir con el cien por ciento de nuestras facultades a pleno. Hoy seguiremos, a través de este Curso, un camino de guía hacia los alumnos y gente cercana y, a la vez, de desarrollo personal, a fin de usar la energía resultante de nuestra intuición, con propósitos de armonía y bienestar.
La intuición es una guía en la lectura de las vibraciones que constantemente hace un recuento de lo que te da energía positiva y de lo que te negativiza. Tu intuición evalúa personas que conoces, lugares adonde vas, trabajo, relaciones familiares, pacientes, alumnos, situaciones que estás viviendo. Escucharla nos da energía y poder interno.
Es natural ser intuitivos. Nuestra intuición nos ayuda a sentir a las personas, conocer su estado de ánimo, así como la energía de las situaciones, objetos y lugares.
Usar palabras para describir lo que tu intuición te dice hace más fácil expresar lo que sientes.
[1] Entre las necesidades básicas que tenemos las personas se encuentran: un medioambiente limpio y hermoso, agua para beber, bañarse, lavar nuestra ropa, regar el jardín, la vestimenta para protegernos del calor y del frío, alimentos adecuados para cada edad, vivienda con adecuada luz y ventilación que proteja del frío, el calor, los mosquitos, servicios de salud, comunicación, combustibles eficientes para obtener luz, calor, cocinar, educación a lo largo de toda la vida, desarrollo cultural y espiritual, ser valorado, tenido en cuenta y estimado…
Gracias
Lo mereces Marisa! 🙏
Gracias
Un abrazo Marisa!!!
Muchas gracias Maestro.
Una forma de estar mejor!
Muchas gracias Maestro. Leyendo el texto lo he sentido a Ud. muy cerca de nosotros !!!
Un abrazo! 🙏
Gracias,
Tus palabras y sabiduria ayudan a estar bien.
Una pregunta por que cuando mas se necesita custa tanto la practica?
Gracias Cristina por tus palabras!