Práctica guiada para obtener la flexibilidad buscada tanto en la parte mental como en la parte física y ayudar a mejorar la flexibilidad, propicia para la buena circulación de la sangre y del Ki.
Paso 1: Levantamos un brazo, cerramos el puño, pero sin ejercer presión; que los movimientos sean relajados. Se deja caer el brazo, y luego se lo sube formando un oval vertical. Es importante que el movimiento sea oval y no circular. Luego lo hacemos con el otro brazo.
Paso 2: Ponemos el pulgar dentro de la mano y frotamos desde el hombro opuesto, con un movimiento lento hacia la mano, fijando la atención en el movimiento.
Paso 3: En los brazos no se aplica fuerza, ya que esto no es un masaje. Al igual que los ejercicios anteriores, los movimientos los hacemos relajados. En este caso, lo hacemos en la cara externa de los brazos.
Paso 4: Repetimos el paso 3 en la cara interna de los brazos. Primero uno y después el otro.
Paso 5: Con los dedos índice, medio y anular; frotamos la cara externa del brazo, sin producir dolor, visualizando una corriente de Ki entre el hombro y el dedo medio de la mano.
Paso 6: Repetimos el paso 5 en la cara interna de los brazos. Luego, volvemos al punto de partida, dejamos pasar 30 segundos y seguimos con el próximo paso.
Paso 7: Espalda: colocamos los pulgares con los puños cerrados sobre la espalda y comenzamos a moverlos de arriba abajo en cada lado de la columna vertebral, partiendo desde lo más alto posible. Primero se pasa el puño, luego se fricciona con los pulgares.
Paso 8: Luego, frotamos desde la cintura hacia ambos lados del cuerpo, en forma horizontal, hasta sentir calor.
Paso 9: Después ubicamos las manos sobre el abdomen, con la palma derecha sobre la izquierda hacia abajo, y en el sentido de las agujas del reloj, hacemos círculos hasta experimentar calor.
Paso 10: Con los ojos cerrados, formamos círculos con las yemas de los dedos sobre la misma zona.
Paso 11: Finalmente, con los dedos medios alineados y sin presionar, enviamos Ki a los ojos, a ambos a la vez.