Cada vez más y más personas están descubriendo que su principal objetivo ser portador de la luz de la conciencia en este mundo y de usar lo que hacemos como un vehículo para la conciencia.
Para emprender este camino, es necesario estar “conscientes” de lo que pensamos, sentimos, y hacemos. Vivir en el presente con nuestros cinco sentidos, totalmente atentos a todo lo que sucede en nuestro interior y a nuestro alrededor.
Salir de la inconsciencia, conocer nuestra esencia y conectarnos con la Fuente nos llevará hacia una nueva Tierra.
Despertar: Superar los prejuicios
Quien se dedica a juzgar no tiene tiempo para amar.
- Recordar que todos somos humanos: a veces nos olvidamos que todos somos iguales, de carne y hueso, con virtudes y defectos, con ilusiones y sufrimientos… cuerpo, intelecto, emociones y espíritu… todos queremos ser felices…
- Los tiempos han cambiado y el modo de pensar de la gente también, por lo tanto es importante que vivamos plenamente en el momento presente.
- Informarse y conocer antes de emitir una opinión.
- No generalizar y aprender a llamar las cosas por su nombre.
Hacer una lista de las palabras cargadas de prejuicio que disparan en nosotros sentimientos y actitudes negativas y discriminatorias hacia personas o situaciones.
Ser conscientes de las asociaciones de palabras e imágenes que surgen inconscientemente en nosotros, producen sentimientos desagradables y generan en nosotros actitudes discriminatorias, nos ayudará a recuperar el control de nuestra mente y elegir nuestra forma de reaccionar.
Si nos detenemos a ver de dónde proviene esta concepción probablemente nos daremos cuenta que tiene su origen en el pasado, tal vez se trate de algo que nos transmitieron en la niñez o de alguna situación que nos afectó negativamente.
Tres tips para recordar
- No permitas que el desagrado se convierta en odio, enojo o ira.
- Aprende el arte de perdonar y olvidar.
- Intenta resolver los conflictos
Ejercicio 2
Conciencia plena: Superar la ignorancia
El mayor peligro de la ignorancia es no ser consciente de ella.
Aquí nos referimos a la ignorancia como la cara opuesta de la iluminación. No se trata de acumular conocimientos sino, más bien, de estar plenamente presentes, atentos y concentrados, en cada una de las acciones cotidianas que realizamos.
Estar presentes como observadores de nuestra mente, de sus pensamientos y emociones, así como sus reacciones ante diversas situaciones.
La ignorancia es algo universal. De una forma u otra todos, en mayor o menor grado, somos ignorantes. Todos somos víctimas de la ilusión, del control del ego y del sufrimiento consiguiente. Darnos cuenta de nuestra ignorancia es el primer paso para deshacernos de ella. No importa cuánta sabiduría y cuánta compasión haya en nuestra vida, siempre podemos mejorar.
Más ejercicios para el despertar
Sin la sabiduría, la misma práctica de la virtud y la meditación pueden ser un puntal del ego al que nos aferramos por orgullo o por desesperación; con ella, liberado por ella el mundo se modifica, no se suprime ni se rechaza, simplemente se transfigura.
Despertar a la interdependencia
Nadie se salva solo. Todos dependemos unos de otros y de la Tierra. Ella también depende de nuestras decisiones.
Despertar al poder de la confianza en uno mismo
Participar activamente en la toma de decisiones.
Despertar a la autoestima nacional
Reafirmar la fortaleza y la belleza de la propia cultura. Dejar de imitar formas que no son adecuadas.
Despertar a nuestra solidaridad
Buscar la forma de resolver los conflictos que fragmentan las energías humanas y desalientan la acción conjunta: las diferencias de clases, las contiendas, los rumores, las políticas partidarias que atentan contra la unidad.
Despertar a nuestras verdaderas necesidades económicas
Que nuestros propósitos económicos fomenten el respeto y la confianza en uno mismo y sirvan para integrar más que para dispersar a la comunidad.
Analizar las 10 necesidades básicas (Joanna Macy «El mundo como amor, el mundo como uno mismo» Uriel Satori Editores)
Ejercicio 3
Sentido de pertenencia: Superar la codicia
La Tierra no pertenece al hombre. Es el hombre quien pertenece a la Tierra.
La codicia se ha convertido en el impulso básico de la vida en nuestra sociedad de consumo, se ha vuelto tan esencial para nuestra economía (que colapsaría si las personas simplemente nos limitásemos a comprar lo básico dejando de lado artículos de lujo que nos ofrecen las propagandas y que no necesitamos en realidad). Por tanto se nos hace muy difícil sustraernos a las influencias negativas de la publicidad y de las respectivas pautas socialmente aceptadas.
A menudo nuestra profesión, las presiones sociales, la educación, las demandas de un estilo de vida egoísta se contraponen con la posibilidad de vivir con un enfoque sabio y compasivo.
Es este estilo codicioso de explotación y consumo el que está dejando la Tierra cada vez con menos recursos y con más problemas de supervivencia.
Recordemos que somos parte de la Tierra, a ella pertenecemos y no a la inversa como parece ser de acuerdo a nuestra forma irresponsable de usar y abusar de sus riquezas sin pensar que, si continuamos a este ritmo, pronto no nos va a alcanzar una sola Tierra… ¡y no tenemos más que una!
Hacer una lista de las cosas que no son indispensables y que podríamos dejar de comprar. Encontrar alternativas amigables con la Tierra para aquellas cosas que son imprescindibles. ¿Qué cambios serian necesarios en nuestra vida?
Tips para recordar
No dejarse seducir por la publicidad.
Reducir el consumo y comprar sólo lo necesario.
Reutilizar y reciclar.
Evitar el derroche de recursos no renovables.
Tener sin ser posesivo.
Actuar sin esperar nada a cambio.
Compartir con quienes más necesitan.
El poder reside en el tipo de conocimiento que uno posee. ¿Qué sentido tiene conocer cosas inútiles? Eso no nos prepara para nuestro inevitable encuentro con lo desconocido.
Muy Linda Reflexion gracias Maestro!!!!
Gracias Adriana!