«Y nosotros? También comenzamos con nuestra vida adentro de nosotros, pero no salimos. La inteligencia, la razón, la lógica nos lo impiden. Estamos solos frente al mundo, mientras que el indio está acompañado, aunque sea por qowa, el felino» Rodolfo Kusch
La paradoja en este tiempo que ha desarrollado al máximo la razón, es que igual no estamos satisfechos. Hemos crecido en el mundo de las cosas y le hemos dado la espalda a los dioses. Al revés del indio. Hemos puesto la fe en un auto, un alto cargo, una casa o miles de pesos, en la ciencia o la economía. Necesitamos salirnos de esas creencias antiguas que consideramos irracionales, equivocadas, y volvemos a caer en la misma sintonía del dios-cosas un nuevo panteón, donde hacemos multiples esfuerzos mágicos para lograrlo. Y aun asi no lo logramos.
Un himno de Viracocha aconseja «ayunar de la fiesta del mundo». Porque lo importante para no estar aislados y sentirnos bien, es encontrar el propio centro que está ahi nomas, en uno mismo.
Parte de esto lo vemos cuando nos angustia el «ver el centro» de una ciudad tan solitario, tan vacío. No es acaso que vemos nuestro propio centro solitario, angustiante y vacío? Dejemos el centro de la ciudad. Exploremos nuestro espacio interior. Vayamos al interior. De uno mismo. El mundo es caos, ninguna seguridad material lo puede impedir, ninguna fortuna lo va a ordenar. Tenemos que ganar la paz, sólo para volver a empezar de nuevo.
Podemos seguir creyendo en que un nuevo descubrimiento nos va a permitir prever todo, que casi estamos a punto de dominarlo todo. No deja esto de ser una creencia mágica o milagrosa, tan mágica como la de nuestros antepasados, aunque mucho más complicada, y con enorme gasto de recursos. Porque al fin y al cabo la vida es finita, el mundo como lo conocemos también y no tiene sentido dominarlo todo para después darnos cuenta de lo esencial: solo tenemos que «estar», vivir «estando».
Y sobre todo no perder el centro, no dejar se sentir, con el corazón lleno de alegría de vivir, tan sólo estar. No más necesidad de ocupar nuestra vida en tener (plata, cargos, carreras) ni necesidad de ser alguien. sólo vibrar en la frecuencia de la paz. La paz que se logra al ver el mundo como uno mismo: un lugar maravilloso.
«… Porque al fin y al cabo la vida es finita, el mundo como lo conocemos también»…Coincido con vos Claudio…Maestro siempre recordado y querido!…El Mundo es lo que hacemos de êl y por los demàs todos los dìas. Nosotros somos lo que hacemos por nosotros y los demàs todos los dìas. Por suerte cuando el mundo y nosotros (humanos) no estemos, quedarà la Naturaleza. Quedaràn los arboles, los pàjaros, los rìos, las montañas, el mar, el Sol, la Luna, la Tierra, nuestras acciones puras, desinteresadas, plenas y conscientes (las que nacen del «estar/estando»). A veces lleva tiempo darse cuenta y aceptar que no es necesario ( y nunca lo fuè), tener o ser para formar parte de la Vida, (la VIDA PLENA). Solo es/era necesario ESTAR (TENER PAZ!). APRECIAR..AMAR..SENTIR..VALORAR EL MOMENTO PRESENTE!. Gracias Maestro por tus enseñanzas…Que tengas Paz…que tengamos Paz…Abrazo enorme a la distancia para Tì y Bàrbara… (esto và por aquella frase que leì hace unos dìas: «Nunca olvides a quien se acercò a Tì con una antorcha, cuando estabas en la oscuridad») Gracias por ser antorcha y faro en mi Vida. Cariños y hasta pronto…Marìa Rosa
Que hermosa reflexión María Rosa, agradezco tu voluntad de compartirla!