Es la “energía absoluta”, la fuente original de toda forma de energía que se manifiesta a través de distintas frecuencias en las diferentes áreas existenciales. La respiración es una de las formas que tenemos de absorber esa energía.
Nuestro sistema energético está formado por tres componentes fundamentales:
1) Los cuerpos energéticos.
2) Los chakras o centros energéticos.
3) Los nadis o canales energéticos.
Por lo general se consideran cuatro cuerpos energéticos que conforman el aura:
- El cuerpo etérico.
- El cuerpo emocional o astral.
- El cuerpo mental.
- El cuerpo espiritual.
Cada uno de estos cuerpos no materiales posee su propia frecuencia de vibración fundamental. El cuerpo etérico es el más cercano al cuerpo físico y vibra con la frecuencia más baja. Los cuerpos astral y mental poseen a su vez frecuencias mayores, y en el cuerpo espiritual podemos encontrar representados los índices de vibración máximos.
El cuerpo etérico sirve de intermediario entre los cuerpos energéticos superiores y el cuerpo físico. Transmite al cuerpo emocional y al cuerpo mental las informaciones que registraron nuestros sentidos corporales, y simultáneamente transmite energías e informaciones desde los cuerpos superiores al cuerpo físico.
En el cuerpo emocional se encuentran almacenadas, entre otras, todas nuestras emociones no liberadas, angustias y agresiones ya sean conscientes o inconscientes, las sensaciones de soledad, rechazo y falta de autoconfianza. Todas estas emiten sus vibraciones a través del aura emocional, transmiten el mensaje inconsciente que enviamos al mundo exterior y atraen vibraciones energéticas iguales del entorno que se unen con ellas.
En el sistema energético humano los chakras son como estaciones que reciben, transforman y distribuyen las diferentes frecuencias de energía universal. Absorben, directamente o a través de los nadis, las energías vitales de los cuerpos energéticos no materiales del hombre, de su entorno, del cosmos y de las fuentes que son el fundamento de cualquier manifestación, la transforman en las frecuencias que necesitan las diferentes áreas del cuerpo ya sea físico, emocional, mental o espiritual para su conservación y desarrollo, y la retransmiten a través de los canales energéticos. También irradian energías al entorno.
Los nadis son una especie de tubos cuya función consiste en conducir la energía vital a través del sistema energético no material.
Por medio de este sistema energético, el hombre efectúa un intercambio con las fuerzas que actúan en los diferentes planos del ser en su entorno, en el universo y en la base de la creación.
Claves para el cambio y crecimiento
Para poder mejorar el flujo de energía que recibimos, ya sea para utilizarla en el desarrollo de nuestras principales funciones vitales o para entregarla a otros, ayudándoles así a balancear su propia energía y mejorar su sistema energético, debemos comenzar por prestar atención a lo que ocurre dentro de nosotros y a nuestro alrededor, tomar conciencia de nuestro potencial y aprender a percibir la energía en sus diferentes formas.
Si nos serenamos y comenzamos a enfocar nuestra atención pronto descubriremos las claves para operar el cambio que nos permitirá crecer y evolucionar hacia niveles superiores de conciencia. Comprobaremos así por nuestra propia cuenta con qué facilidad podemos recibir y comunicar esa energía que proviene de la Fuente universal y utilizarla en nuestro beneficio y el de los demás, ya sea para protegernos, fortalecernos o favorecer la armonía entre las personas y con la naturaleza.