Sentados con las piernas sin cruzar, la espalda recta, y los ojos cerrados, nos disponemos a conectarnos con la Energía Universal. Durante dos (2) minutos enviamos energía curativa hacia la Madre Tierra y a los océanos. Establecemos conexión con todos los grupos de reikistas que hay en el mundo. Enviamos un rayo de luz azul de este cuarto hacia arriba y nos unimos  a todos y todas. Como grupo estamos creando un anillo cada vez  más y más extenso. Es maravilloso el que haya tantos maestros aquí con nosotros.

Nos conectamos con un anillo dorado, como los halos alrededor de los seres iluminados. Este es como un halo alrededor de la tierra. Vamos hacia el anillo dorado y viajamos alrededor de toda la Tierra. Con nuestra imaginación creativa, ponemos mentalmente este anillo alrededor de la Tierra..

Se trata de un anillo multidimensional y por lo tanto está abarcando todo el proceso de la Tierra. Mientras estamos conectados al anillo dorado nos sentimos unidos a la divinidad.

Un halo etérico especial, lleno de patrones de luz de muchos de los seres divinos, nos envuelve, nos ayuda a crear un espacio de energía, un campo de energía para expandirnos y estabilizarnos. 

Tomamos consciencia que somos verdaderas semillas estelares en este proceso de cambio, conectando Cielo y Tierra. Sentimos amor por el planeta y vemos cómo la luz que llega en el proceso se distribuye a su alrededor.  Nos sentimos protegidos y conectados con otras personas. Las redes crecen y crecen hasta producir una explosión de amor y energía, una explosión de sanación.  El espíritu, en realidad, puede impulsar y causar un cambio en la conciencia de todos los seres en un planeta.  Todas las personas y la Tierra entera se benefician con este cambio.  Sostenemos por algunos momentos la visualización de la energía de luz y amor.