PERCIBIR SENSACIONES EN LAS MANOS. Calor, frío, cosquilleo, hormigueo. Esta última es una de las más comunes, porque Reiki desarrolla mucho la percepción a través de las manos.

Esa electricidad espiritual que fluye puede variar aun manteniendo la misma posición de las manos durante unos minutos. El cosquilleo indica que el sistema energético del receptor está agotado y que la armonización todavía no comenzó. Esa persona necesitará más de una sesión. Pasar de un frío glacial a una sensación de calor muy fuerte es muy común. Porque la energía se va trasladando en función de las necesidades de la persona receptora.

Cuando siento calor, puedo alejar mis palmas de 3 a 5 cm para brindar más confort. El frío que siente el receptor no sólo marca que se está relajando y, por ende, desciende su temperatura corporal, sino que nos dice mucho acerca de que su armonización está avanzando rápidamente y que la energía le está trayendo bienestar. A veces también sucede que la persona realiza un sacudón de su cuerpo, de manera involuntaria. Esto nos induce a pensar que la sensación que va a tener después de esa descarga es que el receptor se sienta increíblemente mejor. Un temblor o tirón muscular que incluso puede percibirse en el estómago por ejemplo, denotan energétización en esa área.

Sobre todo quienes se están recuperando de lesiones, pueden percibir cierta tensión muscular, signo de que se están revitalizando esas áreas tratadas con Reiki