Sabemos de la gran importancia que tiene el sentirnos arraigados, perteneciendo en cuerpo y alma al lugar donde vivimos. Los desequilibrios y malestares provienen, en parte, de nuestra falta de eso que llamamos “identidad”. En esta parte del mundo estamos mal, en parte, por una carencia grande de falta de amor por nuestra tierra, lo que es lo mismo que decir falta de amor por nosotros mismos. Si no nos respetamos, nadie nos respetará.
Somos del planeta, sí. También somos ciudadanos planetarios, sí. Que todos somos hermanos, por supuesto. Somos de esta tierra, también. Ser de un mundo en teoría sin diferencias, no deja de ser una teoría más, que busca desconectarnos de la auténtica realidad, malgastando el tiempo de nuestra propia vida en seguir con un mundo aparente que sólo es un espejismo, mundo al que no elegimos ni fuimos invitados a participar, salvo de las pérdidas, llámese catástrofes ecológicas, reciclar lo que nosotros no producimos, etc. Sólo nos obligan a ser consumidores y a pagar las cuentas que nos insisten que tengamos. Perdón? Ese mundo no lo elegí.
Queremos convencernos de que estamos bien, pero no lo estamos: estamos cansados, con poca vitalidad, sentimos que no podemos seguir así: el cambio climático es visible, las desigualdades comunitarias siguen iguales, sea con el sistema económico que sea. No confiamos en ningún líder, estamos solos, en el más profundo sentido del término. Este mundo, así como está, no nos representa en lo más mínimo.
Por eso, con un realismo optimista acerca de nuestros actos como raza humana, se que es tiempo de hacernos a la idea de que tenemos que construir por nosotros mismos, la vida que queremos.
El mundo mercantil y del consumo está terminado. No lo puede sostener el planeta ni nosotros mismos. Es el momento de sanar las heridas de una época perimida, con un objetivo: el que nunca más vuelva la frustración, por perseguir metas de otros, a cuyos resultados no hemos sido invitados.
Una de las razones de nuestras crisis permanentes, tiene que ver con la falta de identidad: sentimos como que somos nuevos pueblos, pero no lo somos. Que tenemos que copiar a quienes suponemos les va bien, porque “parecernos” es mejor que “ser nosotros mismos”. Mientras, en esa búsqueda frenética de no se sabe qué, se masacran las emociones de todas las generaciones, siendo que una de las posibles salidas, está al lado nuestro. Pesada herencia de alguno de los pueblos que conformaron nuestras creencias.
Te podrás dar cuenta que, al estar en sintonía con el lugar donde vives, tu comprensión se abrirá hacia dentro tuyo y hacia cada persona que tengas delante, ayudando en la disminución del clima de insatisfacción y violencia que nos rodea, pero que antes existe dentro de uno mismo.
Dicha apertura provocará un sinfín de cambios que tienen que ver con tu bienestar, tu renovación de la energía personal, tu mayor protección frente a eventos externos y personas negativas, el alivio de tus problemas, en definitiva, la llegada de la tan ansiada armonía a todos los días de tu vida.
Necesitamos de ti, de tus dones del corazón, de tu sabiduría interior, para hacer de nuestra tierra un lugar perfecto para habitar, en paz y alegría, en salud y belleza, haciendo de los nuevos desafíos de los tiempos, una oportunidad para tu vida, que aun espera.
Claudio Márquez, un estilo de reiki comprometido con tu bienestar.
Claudio, excelente reflexión sobre estos tiempos y le agregaría «el que no ama a su hermano a quien conoce no puede amar a Dios a quien no puede ver», en términos de ese grande y poderoso profeta que fue Juan el Bautista y que en estos días fue muy citado por el papa Francisco.
Se agradece Daniel, un lujo!
Excelente reflexión mi querido Maestro 🙌 🙌 para éstos tiempos de cambios, mutación, con la energía de Reki podemos transformar estos tiempos en equilibro, Satori, amor, paz y armonía para sentirnos bien siempre!!! 👏🤩 Namasté Maestro 🙏 🙏 Saludos 🙋 💕 😘 😘
Gracias Andre genia!!!