Todos los hombres, en algún momento de su vida, se sienten solos; y más: todos los hombres están solos. Vivir, es separarnos del que fuimos para internarnos en el que vamos a ser, futuro extraño siempre. La soledad es el fondo último de la condición humana. El hombre es el único ser que se siente solo y el único que es búsqueda de otro. Octavio Paz
América Latina no es sólo un nuevo mundo geográfico, sino una nueva sociedad que se va gestando a través de una experiencia todavía insuficiente. Y lo bueno es que tenemos conciencia de este desafío de construir una nueva sociedad, una conciencia que aparece como la antítesis del optimismo programático del racismo, del colonialismo, del imperialismo. Se trata de un proceso que no se agota en el afán de completarse sino más bien se caracteriza por una permanente apertura. Tanto el mestizaje racial como la transculturación, aparecen como la contratara de las hegemonías, raciales y culturales, y encierran en sí un designio universalista, superador de las diferencias.
Frente a la multitud de historias particulares, aisladas, la interconexión oceánica del escenario de la historia inició un inexorable proceso de unificación. Desde entonces, sólo hay dos modos de acompañarlo: el universalista o la hegemonía. La hegemonía es el atajo falso, reflejo que perdura -aunque se crea muy racional y moderno- de las micro-historias precolombinas.
Iniciar la era universal de la humanidad demanda una revolución mucho más profunda y compleja, una revolución a escala humana. Es preciso sentar las bases para una nueva civilización: comienza la era de la universalidad y el sentimiento cósmico. Está surgiendo el germen de una nueva civilización integral, cósmica, que es superadora por integración que alienta el sentimiento creador, capaz de generar la belleza que convence.
Estamos ante el surgimiento de una humanidad libre de prejuicios raciales, síntesis de muchas etnias y resultado del mestizaje con universalidad y sentido ecuménico, una utopía con sentido místico. Los pueblos naturales de nuestro continente son concebidos como sujeto del cambio y la salvación de la humanidad. Hay una toma de conciencia de sus orígenes culturales y de la libertad creadora que todos los seres humanos, hombres y mujeres, poseen por el solo hecho de ser humanos.
¿Quién es el hombre latinoamericano? Es el hombre que se busca a sí mismo pues está dentro de sí mismo. Por eso debemos confiar en nosotros mismos: la inteligencia es la fuerza vidente del espíritu.
América es una nueva tentativa del hombre para vencer el silencio mundial, para poblar la tierra de la materia con la viva palabra del espíritu. Héctor Alvarez Murena
Adelanto del libro «KISUD una expresión de la cultura americana» editado por Uriel Ediciones
Excelente!! Gracias un afectuoso saludo.
Un abrazo, siempre!!!
muchas gracias , maestro
Gracias y que te sean devueltas por mil!!!!
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