La palabra compasión evoca generalmente sentimientos positivos. Nos gusta pensar que somos personas compasivas, buenas, amables y comprensivas. Y damos por supuesto que la compasión es una respuesta natural al sufrimiento humano.
Pero, entonces, ¿por qué tantos conflictos, enfrentamientos, guerras, injusticias y muertes impuestas? ¿Por qué hay tantas personas, incluso niños y niñas entre nosotros que sufren hambre, frío, abandono, explotación, soledad? ¿Por qué nos herimos, nos torturamos y matamos unos a otros? ¿Por qué se encuentra nuestro mundo en un estado tan desgarrador?
La palabra compasión tiene sus raíces en las palabras latinas pati y cum, que, juntas significan “padecer con”. La compasión nos llama a:
– Salir de nuestros cómodos lugares donde estamos instalados y ver donde está el sufrimiento, entrar en los lugares de dolor, en los “agujeros negros de inhumanidad”, participar del quebranto, del miedo, de la confusión, y de la angustia.
– Gritar con los que se encuentran en la miseria, a afligirnos con los que se encuentran solos, a llorar con los que se deshacen en lágrimas.
– Ser débiles con el débil, vulnerables con el vulnerable e impotentes con el impotente.
– Sumergirnos totalmente en lo que supone el hecho de ser humano, junto a cualquier ser humano.
La práctica frecuente de la compasión trae felicidad a nuestra vida.
Cuántas preguntas sin respuesta lógica, humana o conocida….Creo que sí podemos realizar nuestro acto compasivo del día con una palabra, un gesto, una sonrisa, un apretón de manos, un abrazo, una oración, aunque el otro, el semejante, ni siquiera se entere por qué lo hacemos.
Saludos, hasta Ch R System!
Tal cual, con poco, podemos dar mucho amor a los otros, el tema es que no cuesta nada!!!