Veinte años de enseñanza e investigaciòn nos fueron ayudando para enfocarnos en lo esencial. Empezamos por formar un grupo en un cìrculo. A fin de que todos estuvieran màs relajados, les pedimos que sonrìan con fuerza y que hagan muecas con sus caras. Esto no sòlo es divertido sino que afecta el estado emocional de todos. Existe una relaciòn bien documentada entre la tensiòn de los mùsculos faciales, el torrente sanguìneo cerebral y los sentimientos.
Entonces, sincronizamos la respiraciòn, haciendo que todos inhalen al mismo tiempo y luego exhalen a travès de la boca con la mayor fuerza posible a fin de que se inflen las mejillas.

Nos enfocamos en el àrea del corazòn, donde los participantes colocaron sus dedos y emitieron el sonido “hum” en el exhalar, con los labios cerrados y lo màs fuerte que podìan. Al cabo de unos minutos ya podìan sentir esa vibraciòn en el corazòn, en su cara y en toda la sala.

Tomamos luego el sonido de una campana. Estas campanas llamadas tibetanas, al ser tañidas al mismo tiempo producen un tono relajante. Cada una de ellas tiene un tono de vibraciòn diferente, una a 9 Hz y la otra a 26 Hz. Cada señal que es emitida como el sonido, puede transmitir ondas cerebrales. Y estas frecuencias son ideales para enviarlas.

Cuando el tono era producido, le pedimos al grupo que se tome de las manos, inhale profundamente y cierre los ojos, esto ùltimo a fin de entrar màs fàcilmente en la frecuencia de emisiòn de la vibraciòn.

Luego de varias respiraciones con las campanas buscamos sicronizar los ritmos cardìacos. El corazòn emite una electricidad màs fuerte que cualquier otra parte en el cuerpo y su campo de emisiòn puede medirse en distintas àreas en la superficie de la piel.

Entonces les pedimos a los participantes del cìrculo que piensen en una època de sus vidas en la cual hayan tenido alguna situaciòn feliz y que inhalen varias veces con la campana de manera de producir una coherencia interna.

Esos ritmos ya sincronizados necesitan ser percibidos con las manos. Y este es el primer ejercicio que enseñamos cuando las personas se acercan para aprender reiki.

Se les pide a los participantes que abran los ojos, dejen que las manos queden a los costados del cuerpo, que se den un saludo con ellas y que luego de frotadas entre sì, las coloquen muy cerca casi tocàndose y que comiencen a hacer cìrculos entre ellas y a acercarlas y alejarlas con mucha suavidad, para ver si detectan la sensaciòn de energìa. Algunos logran sentirla como calor, otros como magnetismo.

Junto a los alumnos en la Universidad de Belgrano, comprobamos que incluso ese movimiento va màs allà de ese momento y que puede prolongarse por una semana, ya que al juntarse las manos se eleva la consciencia cinètica de las manos. Por ùltimo todos giran el cuerpo y ubican sus manos sin tocarse cerca de la espalda de la persona que tiene delante suyo. Cierran los ojos y respiran varias veces junto al sonido de la campana. Una energìa que se puede percibir, va a fluir alrededor del cìrculo en sentido contrario a las agujas del reloj.

En ese momento, se instala una camilla para masajes en el cìrculo y se le pide a un voluntario escèptico o con dificultades fìsicas o emocionales que se acueste sobre ella a fin de generar el circuito. La persona en el extremo del cìrculo sostiene sus manos cerca del cuerpo del voluntario y otra va desde el extremo a sus pies. Todos hacemos varios ejercicios màs con la respiraciòn y la campana, para reforzar la energìa circulante a travès del grupo y de la persona.

Llegados a este punto un terapeuta puede aplicar sus tècnicas o sus manos sobre el individuo. Los cìrculos energèticos han brindado una sensaciòn de tibieza en el àrea afectada y en ocasiones hay traumas que han quedado guardados que salen a la superficie. Un participante descubriò que ya no le era necesario su audìfono y otro nos dijo acerca de su nueva capacidad de poder percibir los campos de energìa con sus manos.

Estos cìrculos de energìa los experimentamos junto al Dr James Oschman quien es una autoridad mundial en estos temas. Tanto los cientìficos como los terapeutas energèticos alteran nuestro cuadro sobre la energìa humana con sus investigaciones y descubrimientos. “Los estudios mèdicos y las terapias con utilizaciòn de las manos se estàn confirmando entre sì. El comùn denominador es el campo magnètico pulsador, denominado campo biomagnètico, cuando emana de las manos del terapeuta”, afirma Oschman.

La informaciòn sobre la fìsica que subyace en la energìa y el papel que esta ùltima cumple en la conciencia, forman parte del ùltimo libro escrito por el Dr James Oschman, cuyo tìtulo es “Medicina Energètica: la base cientìfica”, donde los practicantes y alumnos de las distintas disciplinas terapèuticas encontraràn un enfoque cientìfico para salirse de la sabidurìa convencional y encontrar un material màs acorde con sus sueños, porque en definitiva todos lo sabemos a travès de la pràctica, pero nunca lo habìamos leìdo de la pluma de alguien dedicado a la investigaciòn y la ciencia.

Lograr la realizaciòn de la inestimable promesa de la medicina electromagnètica es un desafìo que va màs alla del legado de los dogmas y las intolerancias del pasado y de nuestros temores por las fuerzas invisibles, afirma Oschman. Y agrega: Cuàn ràpido esto pueda suceder depende , de manera muy significativa, de cada uno de nosotros y de nuestra capacidad individual para mirarnos en nuestro interior, y de nuestra predisposiciòn para explicar còmo se han delineado nuestras ideas, actitudes y experiencias energèticas por lo que nos han enseñado.

Ciertamente, a una cultura que se ha acostumbrado a tener gran cantidad de tareas manejadas por corrientes invisibles que corren por los chips de las computadoras, no parece asustarle demasiado mirar como nuestros cuerpos se regulan y coordinan por energìas invisibles.

Mucha confusiòn ha sido dejada de lado tanto desde la ciencia como desde la energìa. La informaciòn cientìfica se conecta con los terapeutas energèticos.

La inevitable realidad es que se estàn abriendo paso nuevas visiones y muchos puntos en comùn se estàn abriendo entre la ciencia y la medicina complementaria. Vamos aprendiendo a hablar entre nosotros y eso le da lugar a nuevos y valiosos enfoques.

La energìa es un tema fundamental pues es esa fuerza vital que habita en todas las personas, la que ha sido investigada desde hace muchos años y cuyos resultados se han mantenido separados de la gente por motivos que ya no nos sirven.

Una fuerza esencial en esta explicaciòn es la persistente y justificada demanda del pùblico, pidiendo que se realice una cuidadosa y ordenada investigaciòn de las màs populares y exitosas estrategias terapèuticas, que tradicionalmente han estado aisladas de la investigaciòn, la pràctica y la enseñanza biomèdicas.

He comprendido por algùn tiempo que los masajes terapèuticos pueden ser mucho màs que la reactivaciòn de la circulaciòn de la sangre en mùsculos hinchados: nuestro concepto del sistema psicosomàtico avizora recuerdos almacenados en el cuerpo (la mente subconsciente) como alteraciones en las molèculas recpetoras, que transducen cambios quìmicos en flujos iònicos, y de ese modo, en la propagaciòn de ondas electromagnèticas por toda la malla que une al sistema nervioso, las cèlulas inmunològicas, vìsceras, glàndulas, piel, etc. , afirma la Dra Candace Pert, quien es Profesora e Investigadora en el Departamento de Fisiologìa y Biofìsica en la Facultad de Medicina de la Universidad de Georgetown en Washington.

Muchos de estos trabajos se estàn incorporando en clìnicas y hospitales. La obra de Julie Motz y su colega mèdico Mehmet Oz son un ejemplo. Lo mismo ha ocurrido con las experiencas personales sobre la sanaciòn por medio de la energìa como las de Collinge ya en 1998, Egidio en 1997 y Brennan ya en 1987. Menciono estas fuentes porque resultan imprescindibles a la hora de apuntar a la visiòn màs cientìfica en las futuras investigaciones sobre biologìa energètica. “El cientìfico sabe que en la historia de las ideas, la magia siempre precede a la ciencia, que la intuiciòn de los fenòmenos se anticipan a su conocimiento objetivo” (Gauguelin 1974), nos menciona Candace Pert.

El consenso entre los expertos puede sufrir un sùbito cambio. Por ejemplo: hace algunos años la mera idea de la existencia de que los seres vivos tenemos un campo energètico a nuestro alrededor y que unos interactùan con otros, tenìa muy poca credibilidad. La idea de que los ritmos geofìsicos y celestiales influyen en el comportamiento de plantas, animales y humanos, no era para todos.

La preocupaciòn por la creciente exposiciòn de las personas a campos electromagnèticos de aparatos y otros elementos, se subestimaba por no tener un aparente efecto biològico.

En los ùltimos años, se ha acumulado ràpidamente evidencia que sostiene la hipòtesis de que la exposiciòn a la radiaciòn no ionizante de baja energìa puede inducir y/o modificar eventos dentro de los tejidos biològicos (Goodman & Henderson 1987)

Existe ahora una convincente evidencia por parte de un gran nùmero de laboratorios, que la exposiciòn a los campos electromagnèticos y elèctricos de frecuencias extremadamente bajas (ELF) produce respuestas biològicas en animales. (Anderson 1996)
Los mismos procesos enzimàticos son sensibles a los campos. (Westerhoff y otros 1977)

No importa si sabemos o no acerca del lenguaje de la ciencia. Si importa que se continùe investigando, porque la vida humana es preciosa y todo lo que podamos hacer para optimizarla, màs allà de nuestra conveniencia personal, le da un matiz de esperanza a muchos seres que sufren.