Quizás se estén preguntando qué demonios quiere decir el encabezado de este artículo. ¿Alguien elegiría estar enfermo? ¿Acaso no todos queremos estar sanos? ¿No es una elección obvia? Bueno, en un primer intento lo es, pero si observamos cómo la sociedad establece las cosas, haríamos un segundo intento.
Empecemos con la niñez. Debemos ir a la escuela, sea como fuere. Si algún día no tenemos ganas, esa no es una buena razón y tenemos que ir igual. Salvo que estemos enfermos, entonces sí, todo cambia. Nos hacen quedar en cama, o donde sea, y mirar televisión todo el día. Incluso, es probable que mamá o papá se quede en casa con nosotros y nos traiga libros, juegos o comidas especiales riquísimas. La enfermedad recibe una recompensa, nos brindan una cuota adicional de atención y mimos, y ese día no tenemos que hacer lo que no queremos.
Cuando crecemos ya no es tan fácil. Sin embargo, podemos tener un lindo trabajo, un buen sueldo y beneficios sustanciales. Entre los beneficios están los días por enfermedad. Nos enfermamos, nos quedamos en casa e igual nos pagan. ¡Qué buen negocio! ¿A quién no le gustaría enfermarse de vez en cuando? Por suerte, si hiciéramos eso todos los días nos aburriríamos, por eso el trabajo es un entretenimiento bienvenido. No obstante, nos aseguramos de tomarnos cada uno de los días que nos corresponden por enfermedad, pues de lo contrario perdemos dinero, ¿no es cierto? Vemos entonces aquí otra manera muy común de recompensar la enfermedad.
Luego, tenemos algo grande: los seguros; los seguros de salud. ¡Qué gran concepto! Y qué gran nombre. La salud está asegurada, es “segura” en cierto modo. Nos sentimos cubiertos, protegidos. Pagamos una cantidad de dinero y cuando nos enfermamos –si lo hacemos– la compañía de seguros paga los gastos del asociado. Ahora observemos con cuidado ese plan. En esencia, cuando le pagamos a las aseguradoras (o prestadoras de servicios de salud o prepagas)* estamos haciendo una apuesta. La apuesta es que nos enfermaremos, y la aseguradora apuesta que no lo haremos. Si nos enfermamos, ganamos. Por supuesto que no ganamos dinero, ya que este va a parar a todas aquellas personas que se benefician con nuestra enfermedad. Sin embargo, sentimos que está bien; por fin estamos haciendo que nuestro dinero tenga valor. De modo que comprar seguros de salud (o pagarles a las prestadoras de servicios de salud o prepagas)* es otra forma de recompensar a la enfermedad (si somos nosotros los que pagamos). Ahora bien, si tenemos un trabajo donde paga la empresa, entonces quien hace la apuesta es ella, y nosotros en cierto modo quedamos afuera. Si la aseguradora (o prestataria) paga hasta los mínimos detalles, la gente piensa que está muy bien, pero eso viene de la mano de costos cada vez más altos. Es como sacar un seguro del auto para los cambios de aceite. Para mí, el seguro debería estar para eventos catastróficos y no para las pequeñas cosas cotidianas. Lo curioso es que las organizaciones prestatarias de servicios de salud y las compañías de seguros tienen más interés en que nosotros no nos enfermemos, que las profesiones médicas y sanitarias (siempre y cuando paguemos las cuotas o las primas, por supuesto).
Hubo muchas quejas con las prestatarias de servicios de salud porque tienen impedimentos para pagar ciertos procedimientos médicos y, muchas veces, cuesta conseguir que el seguro lo cobre o que la prestataria lo reembolse. Estoy segura de que hay muchos casos en que la gente ha sufrido debido a eso, sin ninguna duda. Por otra parte, nadie se da cuenta ni menciona que las prestatarias tienden a protegernos del exceso de medicina, pues solía ser un gran problema. Si consideramos que los tratamientos médicos y farmacológicos son las cuarta causa principal de muerte en este país**, eso puede llegar a ser algo bueno de verdad.
Y hay también otras situaciones que recompensan la enfermedad. Las industrias médicas y farmacéuticas (nótese “industrias”) ganan muchísimo dinero proveniente de la gente que está enferma o cree estar enferma, y prosperan gracias a la enfermedad. Se la denomina “industria de la salud”, pero no se dejen engañar. Si por efecto de una varita mágica la población entera de repente fuera sana, esto no sería bueno para los médicos, hospitales, farmacias, laboratorios medicinales, etc. Incluso sufrirían las profesiones de la medicina complementaria y alternativa, aunque en menor medida si las personas la usan como es debido, es decir, por prevención más que para curarse.
Suelo oír avisos comerciales de clínicas o sanatorios por la radio. Se centran en el buen trabajo que realizan con respecto a esta o aquella enfermedad. A veces, también hablan de sus hermosas instalaciones, pero la verdad es que tienen que ocupar las camas. Esperan que la gente se enferme para tener una ocupación, además de ser una forma de pagar las cuentas, los sueldos de los médicos, enfermeras, camilleros, nutricionistas, etc. Por supuesto que no son tan insensibles como yo los estoy pintando, pues los que trabajan en las clínicas no “desean” que nos enfermemos, sino que cuando lo hagamos (si lo hacemos), las elijamos para nuestro tratamiento. Pero bien atrás en la mente institucional, sabemos qué ocurre. Por eso en las clínicas la comida es tan mala y por eso a ellos les parece tan razonable invitar a las grandes cadenas de comida rápida a manejar las cafeterías. Las clínicas no nos quieren sanos y les va mucho mejor si nos enfermamos.
Este es el gran problema que tenemos en nuestra sociedad con respecto a la salud. Para el flujo de caja y la salud del mercado de valores, la enfermedad es algo bueno y mantiene próspera la industria de la asistencia médica. Por otra parte, las personas que componen la fuerza de trabajo deberían gozar de un razonable estado de salud para trabajar bien y ser productivos. La sociedad recompensa la enfermedad de muchas maneras. Sin embargo, la buena salud siempre se da por sentada y no recibe una real recompensa, aunque a las personas se las exhorta constantemente a que cuiden su salud. ¡Qué situación de tira y afloja! Y yo también estoy en ella. ¿Se dan cuenta? Si todos fuéramos sanos, yo tendría que elegir otra profesión.
¿Pero saben una cosa? No me importaría. Personalmente, me gusta la salud y me gusta estimular a la gente para que sea sana. Uno se siente bien. A mis hijos no los recompensaba si se enfermaban. Los cuidaba bien, pero no les compraba cosas ricas ni nada de eso, ni los abrazaba más de lo habitual. Por otra parte, si algún día no tenían ganas de ir a la escuela, los dejaba quedarse en casa solo porque ellos querían. No tenían que hacerse los enfermos (ni tampoco abusaban de ese privilegio). Por ese motivo y algunos otros, rara vez se enfermaban y si lo hacían era por un corto tiempo.
Cuando me quedé sola y tuve mi sociedad unipersonal, no contraté seguro médico. Decidí que en lugar de pagar una suma mensual por anticipado por algo que podría ocurrir o no en el futuro, lo pagaría después de que sucediera, pues siempre te dejan cancelar la cuenta. Por lo tanto, me sentí muy motivada para mantenerme –y mantener a mis hijos– muy sana porque no quería gastar dinero para curarnos. Sin embargo, eso significaba que gastaba dinero en comida de buena calidad, masajes, quiropráctica, etc. Pero para mí eso valía y vale mucho más la pena, porque ingerir alimentos que contribuyen con la salud y dejar que nos hagan unos buenos masajes, nos hacen sentir mucho mejor que tomar medicamentos.
Más adelante, cuando mi empresa se convirtió en una sociedad anónima, contratamos un seguro médico porque todos lo querían, pero al menos es la compañía quien paga. Y por supuesto, las cuotas aumentan todos los años, ¿por qué no? Pero no tenemos días de licencia por enfermedad, sino “días personales”. Es decir, si alguien necesita llevar el gato al veterinario, no tiene que disimular que está enfermo.
Entonces, ¿qué eligen? ¿Qué pretende la sociedad de ustedes? ¿Quién recibe la recompensa en su vida, la salud o la enfermedad? ¿La gente es más amable con ustedes cuando se enferman? ¿Los enfermos se aprovechan porque ustedes están sanos y pueden trabajar más que ellos? Pienso que deberíamos tomar conciencia de las extrañas paradojas que hemos creado en torno al problema de la salud. Y si la salud es nuestra opción, tendremos que cerciorarnos de que nos recompensen con alguna satisfacción, además del hecho de que la salud es en sí misma la recompensa.
Hola Sensei!!
Leo ésta nota y siento que hacemos de la enfermedad un culto, en relación al hacer de los profesionales de la salud debo hacer un mea culpa. Currícula de la carrera no habla de la vida como base del respeto… Los alumnos en sus primeros años se enfrentan a la muerte viendo cadáveres y aprendiendo «del misterio» interior siendo una de las últimas materias la obstetricia especialidad que habla del nacimiento y los alumnos se desmayan por ver un niñ@ nacer o salen disparados por qué no estan acostumbrados… Esa currícula deja de lado la Historia de la Medicina, si se aprendiera del pasado pero desde una mirada más amplia Hipócrates y Galeno, los padres de la medicina en occidente no diferían de la de oriente ellos al igual que sus pares orientales hablaban de la salud «como un estado de equilibrio de los fluidos y humores en el cuerpo de las personas» en esa época el Este y el Oeste compartían el mismo conocimiento, que sucedió en el medio?…Las nedicinas prepaga qué tema!!! Nos damos cuenta que ellas son más famosas aquí en ésta parte del planeta?? Surgieron por la fálta de políticas de Salud Pública… Es más por status… posiblemente tenga que ver la hotelería que por la prestación de los profesionales… Pero está aqui y tenemos que convivir con ella… a mi entender cuanto más resistencia le pongamos a los conceptos más energía le estamos dando… Salud y Enfermedad dos lados de una misma moneda… Cuál es la diferencia? Dependerá del valor que le demos? Cómo celebramos la vida, nuestra vida? Creo que sigo en la enseñanza de mis maestros Hipocrates y Galeno… el Hombre sólo necesita estar en Equilibrio!!
Oshiro Sensei…….estamos en el umbral de un nuevo nivel de conciencia. Las antiguas creencias ya no tienen fuerza porque ya nadie más cree en ellas. Los poseedores de la verdad revelada no son más escuchados, porque no es verdad que los problemas, las relaciones y la vida, tengan una sola manera correcta de ser abordadas. Los poderosos ya no hacen temblar más a nadie, porque en ellos también surje ahora mismo, la necesidad de preguntarse y poner en tela de juicio, cada una de las creencias que recibimos por herencia familiar o social. Los tiempos han cambiado, y hoy en día cada ser, en su espacio interior, es un gran laboratorio de alquimia donde se queman y vuelven a fundir, los antiguos modos de ser, de triunfar, de ser feliz, de ver la salud, de creer en Dios. Viva la vida que nos ha tocado vivir en este tiempo! Un abrazo y gracias!
Hola Claudio !!! Excelente tu nota !! Me dejaste pensando mucho, cuánto me enseñas…! A ver las cosas de otra manera y a abrir mucho los ojos…!
Aprovecho que te escribo acá y te comento dos cosas:
Hace un tiempo te mandé un mail a tu correo y no tuve respuesta, te preguntaba algo.
Si no lo recibiste por fa avisame y te lo vuelvo a mandar, puede ser ??
La otra es que el otro día estaba viendo tu programa y hablabas de la Maestría.
Mi hijo no paraba de hablar y no pude entender bien.
Decías que con el símbolo Maestro podíamos sintonizar a las personas, y además limpiarlas y limpiar los lugares verdad ??
Hablabas del símbolo Maestro Usui no?? (no del tibetano).
Lo dibujamos y lo pasamos tres veces para sanación y 7 veces para liberación de la energía que hay en el lugar ?? Terminando en nuestro corazón….
Esto lo podemos hacer sobre las personas y sobre los lugares.
ENTENDÍ BIEN ??? O MEZCLÉ TODO ??? JAJA
Bueno perdón pero me interesa mucho y mi hijo es un lorito….
GRACIAS CLAUDIO, por todo !!! Y ESPERO PODER VERTE PRONTO !!!
UN BESO MAESTRO….
Hola Cecilia! Volvé a insistir con tu mail si no tuvo respuesta! Reiki nos une, es el abrazo contenedor, para que podamos ver sin tapujos la realidad que necesitamos atravesar y sanar. En las clases, le quitamos dramatismo a lo que nos pasa, no porque no podamos soportar el dolor, sino porque necesitamos aliviarnos del drama, a fin de quedarnos con aire (energía) para salir adelante. Todo lo que mencionaste respecto de la limpieza está bien! Casi diste la clase entera en un comentario! Un abrazo!
Hola Claudio!!
… me quedé con la pregunta retórica de Cristina «Como celebramos nuestra vida?». LLeva al presente inmediato, nos hace pensar que podemos hacer aun más cosas por nosotros mismos y por los demás y a un profundo estado de agradecimiento por el ahora. Encierra una capacidad de sanación inmensa.
Un abrazo grande Claudio, un abrazo también para vos Cristina y GRACIAS!
Hola Fernanda! Es cierto, lo probamos como mantra, se lo recomendamos a otros y nos seguimos alegrando de descubrir juntos lo que nos hace bien. Gracias por seguir sembrando certidumbres en los corazones! «Còmo celebramos nuestra vida?». Me animo a una respuestita…………..con alegrìa!!!